RUBÉN FAÍLDE BRAÑA (Florida, Cuba, 1943). Poeta, narrador y antólogo. Profesor de Español y Literatura. Pertenece al Consejo Editorial de Cultura de su ciudad natal. Es miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y de la Fundación Nacional de Escritores “Nicolás Guillén”. Conduce el espacio literario-cultural Demos paso a la palabra, dirigido por el Centro Provincial del Libro y la Literatura de Camagüey. Posee las distinciones Hijo Ilustre de la ciudad de Florida y Espejo de Paciencia; la primera es la máxima que otorga el Gobierno (Asamblea Municipal del Poder Popular de Florida) y la segunda, el mayor reconocimiento que la Dirección Provincial de Cultura de Camagüey otorga en esa provincia. Ambas le fueron concedidas por su destacado aporte en favor de la Literatura y la Cultura Nacional.
En más de cuarenta años dedicados al cultivo y creación literarios, ha merecido premios de carácter nacional e internacional, entre ellos el Premio de Cuentos de la FMC Nacional (1974), Premio Internacional de Poesía “Ciudad del Ché”, otorgado por la UNEAC de Villa Clara, Cuba (1998), Premio Nacional de Poesía “Eliseo Diego”, del Centro Provincial del Libro y la Literatura de Ciego de Ávila, Cuba. Mención Única (1999), Premio Internacional de Poesía “Odón Betanzos Palacios”, de Huelva, España (2003), Premio Nacional de Poesía “Fidelia”, de la UNEAC de Granma, Cuba. Mención Única (2004) y el Premio Nacional de Sonetos, del Centro Provincial del Libro y la Literatura de Sancti Spiritus, Cuba (2006).
Ha publicado los siguientes libros: La noche que habitamos (Editorial Ácana), 2000; Antología de la poesía Cósmica de Rubén Faílde Braña (FAH, México, 2002); Antología de la Poesía Homosexual y Cósmica de Julián del Casal (FAH, México, 2003); El tiempo y la palabra (Huelva, España, 2003); Será sin tu permiso (Editorial Ácana, 2003); ¿Heredarás el reino? (editorial Ácana, 2006); Antología del Soneto Homosexual y Lírico de Rubén Faílde Braña (FAH, México, 2008); El frío de la llama (Editorial Unión, La Habana, 2008) y Presencia del olvido (Editorial Ácana, 2008).
Ha publicado en Revistas Literarias de Cuba, México, España, USA, Argentina, Paraguay, Austria e Italia. También ha sido antologado en Cuba, México y España.
Poemas suyos han sido traducidos al italiano y al alemán.
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Él
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a A.G.
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Cuando dices el sol
se te encienden los labios
con ese fuego limpio,
frontera de otro beso.

Y te veo despacio,
como si volvieras de una edad apartada,
de una dicha que no vivimos antes,
de otro verano en la fugaz memoria.

Dime de qué materia inventaron tu cuerpo
que me llega sin prisa.
De qué elevada carne ese tirso
en que mis manos desembarcan,
con un temblor igual que aquella vez primera,
cuando, al fondo, se desnudaba el mar en olas.

Son raíces las noches
..................................................si aseguras mi lecho.
En la cumbre más fértil se me estaciona el alma,
cuando tu aliento desliza en mis oídos
el ritmo que antecede.
Anchas se desploman las horas,
cerradas a otro espacio,
...........................................-lentísimas-
si faltas.

Una luz se presiente,
un regusto de especias, de carne y sed,
de claridad, de adelfas.
De sentir que me aborda
la tarde transparente que coincide contigo.
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(De Será sin tu permiso)


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Donde el silencio
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Se detiene en tus labios
el eco roto del silencio.

Frontera sideral en cuyo seno habita
el rostro que aguarda ser nombrado,
aquella lejanía que se extiende y me sujeta
del lado de la angustia y sus dominios.

Al borde de tus labios disminuyen las palabras.

Hay un color incierto
que bebe el horizonte de tus ojos.
Un halo mineral o de fatiga
en tus pupilas sometidas al vacío.

Trato de descifrar de qué parajes llegas,
desde qué altura el movimiento
llega ante la noche a refugiarse.

Con una mirada te adelantas.
Un crujido de escarcha viene desde el fondo.
Rompe más hondo entonces tu silencio.
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(De Será sin tu permiso)

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Días
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Hay días que anhelamos
el espacio más íntimo,
y acogernos al fuego
de una edad entrañable.

Encontrar en el bolso
el centro de ese ritmo
que a vivir nos impela.
Dar nombre a los instantes
sencillos. Abolir
al mendigo del alma,
y la sombra imprecisa
desde la cual nos mira.

Hay días de memoria
extraviada, y espejos
para desconocernos.
Figuras donde estuvo
el amor, y la forma
del tiempo recorrido.

Hay días que anhelamos
traicionar el camino,
desdoblar la razón,
al ocaso verternos
para hallar la respuesta.
Aprisionar el hilo.

En esta muerte blanca
hay días desvelados
que siempre nos habitan.
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(De El tiempo y la palabra)

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Desafío
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Una oscura pradera me convida
.........................................LEZAMA LIMA
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El epicentro joven de tu boca
a tenaz sacrilegio me convida
(saboreo la pulpa de la vida
que baja, desde el cielo, hasta tu roca).

A una oscura pradera me convoca
la fuerza de tu sangre, donde anida
el estupor de la lejana herida,
que en una antigua falta desemboca.

Si a partir de tu centro arde la llama
donde sufre la carne su extravío,
y el padecer es faro de lo eterno;

si después de tu cerco está el infierno,
llegue hasta mí la aventurada rama
del árbol donde crece el desafío.
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(De ¿Heredarás el reino?)

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Soy
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Yo soy la diferencia en el camino
por donde cruza, a veces, tu mirada,
opaco regresar de una alborada
que vive por los fallos del destino.

Desde el mismo lugar en que me inclino
a recibir la coz de la mulada,
la avaricia descubro en la azorada
infancia de la arena, y nunca atino

a remover de tu ambición la cumbre,
ni la voraz doctrina del relente.
Yo soy la voz que a tu pasado llega,

salvando las distancias del que niega
una sed recobrada entre la mente.
Soy la lumbre anterior que da tu lumbre.
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(De ¿Heredarás el reino?)

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Pertenencias
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Sobre todo conservo
las cosas que estuvieron lejanas:
lugares tan solo presentidos
por la lluvia,
un noviembre distinto,
el sabor de las voces.
Cuanto supe mejor me pertenece.
Mi inventario lleva los dispersos
aromas de las épocas.
Conservo las distancias,
los jardines,
la memoria azul
de cada encuentro
y sus destinos.
Me empeño en conservar
lo que esparciera el agua:
la blancura del tiempo
que muchos me negaron.
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(De Presencia del olvido)

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De otro modo
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Si volvieran los trenes que partieron
y con ellos la música,
la siempre añorada transparencia.

Si las naves no hubieran impuesto
quebraduras de sal,
la estela anochecida de la historia
al margen de un islote.

De una vez se han abierto
las crudas cicatrices.
Los soles cuaresmales no sabían.
Nadie tuvo la astucia de sujetar las lianas
en la edad del apremio,
ni de tender los puentes
o preservar aquello que debió ser salvado.

Lo demás quiso ser otro rumbo.
Los mares, las distancias, los amigos
al otro lado del empeño.
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(De Presencia del olvido)

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