JOSÉ GARCÍA PÉREZ (Melilla, 1936). Licenciado en Ciencias de la Educación. Miembro de la Orden del Mérito Constitucional. Coordinador de “Papel Literario Digital”. Presidente de la Asociación Colegial de Escritores de España (Sección Autónoma de Andalucía). Autor de libros como 18 horas con Tejero, El copo o El husmeador, de su obra poética cabe destacar Desacuerdos con Dios, Fue un acaso, De la casa verde, Silabario de amor, Inacabada ausencia, Elegía de un romántico, Los grises días, Impromptu, De los besos de mi madre, …y el Sur (La singularidad en la poesía andaluza actual), Elegía andaluza y Tatuaje de leche.
Ha publicado más de 4.000 columnas de opinión .
POÉTICA: La poesía es una movilización de todo nuestro ser. Cuando se ha vivido algo con intensidad, fuera de lo común, todo el organismo se moviliza. Hay un vuelco de nuestro interior a los demás a través de la propia intimidad. El resultado es la poesía auténtica. El resto es un añadido. Se nota muy mucho el zurcido. Desde hace tiempo comprendí que la poesía es una fugacidad de lo vivido. Un destello.
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Yo, poeta, predico solamente.
Aquel Dios de Abraham y de Jacob
de Isaac y Moisés
nunca existió.
Lo inventó un hacedor de cuentos,
un narrador.

Lo hicieron general de los ejércitos,
asesino de egipcios,
esculpidor de normas,
Dios del relámpago y del trueno.

Yo canto la grandeza de los que aman.
El odio y la venganza me repugnan.

Ya no le temo,
mi corazón es libre.

Vomito aquel sin Dios de mi niñez.

(De Cantos de libertad. Inédito)

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Era todo tan fácil.
Estaba todo tan cerca de mí:
el pezón de la madre,
el gris de aquellos ojos,
la serena mirada de vigilia.
Era todo tan fácil
que nunca quise despegar de allí.

Los años y su roce
desnudaron mi ser
y un recodo de frío
habitó para siempre mi existencia.

Ahora, cuando suenan
tan lejos las palabras de los hechos,
la vaga estancia de las claras luces
balancea de nuevo
siseando sus mimbres mi persona.

(De Tatuaje de leche)
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Tomad, malditos, el sol del poder,
achicharrad vuestras entrañas
con el clamor de la victoria;
dejad que yo beba la copa vacía
a la sombra del amor.

Copad
la tribuna que os espera
y pregonad,
sin que os tiemble la voz
un racimo de promesas en la zanja de la mentira;
yo compartiré el pan de la cosecha
con los que aman la vida.

Llamad a vuestro lado
a constructores de salmos y te-deum,
su rastro de babas
espera vuestras órdenes;
en mis manos cantará el humilde jilguero.

(De Impromptu)
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Esta tarde rompían las olas al revés.
Mar adentro.
Las espumas jugaban a cristal tras los juncos.
Mar de soles
con espigas de dunas.
Y tú, frágil,
como niña ensimismada,
deseosa.
Besa la tarde.

(De Sílabas de marzo)
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